viernes, 24 de julio de 2009

Piercing erótico

Para algunos es una práctica sadomasoquista, para otros un potenciador sexual mejor que cualquier sustancia afrodisíaca. Lo que está claro que el body piercing no deja indiferente a nadie. Lengua, pezones, clítoris, glande... son algunos de los puntos erógenos más morbosos donde la sexualidad gana campo al erotismo.

Tildada como loca o extravagante, esta actividad tiene tras de sí un pasado que le imprime carácter y tradición. El body piercing y, en general, cualquier tipo de ‘body modification’ arrastra una historia para ser contada. También el piercing erótico. Las civilizaciones antiguas enfatizaban determinados aspectos de su cultura o estatus social mediante la perforación de zonas del cuerpo.

Hoy el piercing erótico responde única y exclusivamente a un fin sexual: resaltar nuestros atractivos más íntimos durante los escarceos amorosos. No se sabe muy bien si es la presencia de un cuerpo extraño en las zonas más sensibles del cuerpo, si es más un tema de terminaciones nerviosas, de fantasías sexuales o la erótica del mirar y ser mirado, los motivos de esta explosión de excitación ‘paranormal’, lo que sí están de acuerdo las personas que lo han probado, activa o pasivamente, es que el orgasmo está asegurado.

Prince Albert
Consiste en un aro que pasa a través de la uretra hasta la base del glande, a la altura del frenillo. Era un anillado habitual entre los miembros de la alta sociedad Victoriana. Originariamente era usado para sujetar los genitales en la pierna del pantalón, que solía ser muy estrecho. Adquirió el nombre de Príncipe Alberto porque se dice que éste se lo realizó para mantener el prepucio retraído y lograr que su miembro estuviera siempre libre de malos olores para no ofender a la reina.

Dydoes
Consiste en dos piercings que se emplazan en la corona del glande, en la parte superior. Se ha puesto de moda recientemente porque se dice que devuelve parte de la sensibilidad perdida por la extirpación del prepucio tras la circuncisión. Además aseguran que durante la penetración los dydoes también provocan una sensación de placer a la pareja.

Ampallangs
Piercing horizontal que pasa por el centro del glande y por encima de la uretra. Se utilizan varas de metal con discos en sus extremos. Su origen proviene de los pueblos indígenas de las áreas que rodean el Océano Índico, como parte de un rito de paso a la adolescencia. Las mujeres de esta etnia suelen darle mucha importancia a este piercing pudiendo incluso rechazar a un pretendiente si no lo tiene hecho.

Hafada
Aro que se coloca en el lado izquierdo del escroto, entre los testículos y la base del pene. ‘Rito de paso’ para los árabes el día que llegan a la edad adulta que consideran que los testículos no volverán a subir de dónde descendieron en la infancia.
Frenum
Es el piercing de frenillo. Tiene su origen en Europa y con la colocación de candados que impedían la copulación e incluso la masturbación, querían era mantener a los castos lejos de la vida sexual. Era un castigo que se denominaba Franey Cage. Con una cadenita amarraban el frenum a una segunda perforación en la base del pene para evitar ‘la tentación’. En la actualidad el uso de esta perforación es totalmente opuesto. Si se coloca una argolla alrededor del pene por el frenum, con un diámetro adecuado para que quede ajustado, mantiene el miembro erecto por más tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario